Diciembre, noche buena… La ciudad duerme, en el aire flota una sonora carcajada que anuncia la llegada del villano de la barba blanca Harvey Two-Santa. Su traje ceñido de dos colores no puede ocultar una obesidad mórbida, que delata una vida dedicada al sedentarismo y a la ingesta desproporcionada. Su vehículo es comandado por su fiel escudero, Rudolph, un reno con la nariz más roja que un dipsómano en verbena, que en compañía de sus cornudos secuaces Donner, Blitzen, Vixen, Cupid, Comet, Dasher, Dancer y Prancer se encargan de transportar a su rollizo propietario para que este pueda entregar, vía chimenea, los regalos que, un grupo de duendes (o tal vez niños trabajadores convenientemente peripuestos) fabricaron para él en su guarida taller en el polo (Ninguna referencia política aquí!).
A diferencia del resto de resentidos, que quieren conquistar el mundo, Harvey ("Jarbi, para los amigos"), ya lo logró; su plan fue un poco más que perfecto y para nada discreto.
Nunca decidió ocultarse, pero igual nadie sabe donde vive, conveniente no solamente si eres un villano, sino también cuando quieres eludir a los de impuestos y a los que temprano en los fines de semana llaman a tu puerta a diciendo que conocen la verdad revelada. No utiliza antifaz, pero igual nadie conoce su verdadera identidad ya que la oculta desde siempre detrás de una nívea y espesa barba, que solo rasura en enero cuando quiere vacacionar en el Caribe y no ser molestado. Utiliza uno de los más veloces vehículos que el ser humano ha conocido: un trineo. Dejando de lado algunos artefactos un poco más sofisticados, usados por sus colegas villanos, como el Guason-movil, la Acertijo-moto y la estrella de Belén.
Decidió no crear caos ni destrucción, de hecho logro que las personas reúnan a todos sus familiares y amigos para hacer más fácil su plan de acción. Cambio gritos y explosiones por panderetas, buñuelos y platos llenos de natilla y a su vez disfruta con calma de leche y galletas mientras contempla su obra de devastación. A diferencia de sus camaradas, que se ocultan en los callejones y los bajos mundos, Harvey optó por mostrar su corpulenta figura en comerciales de televisión, vitrinas de centro comercial, revistas, tarjetas y tarros de galletas. Una estrategia de dominación global que incluye muñecos que bailan al ritmo de empalagosos villancicos y una gran cantidad de gorros rojos que en este mes nos convierten a todos en sus más temidos y fieles seguidores.
Villano o súper héroe no existe dilema. Harvey disfruta a sus anchas de la dualidad, porque sabe que, aunque seas el mas “grinch” de los verdes enemigos de la navidad, siempre en este mes él, su traje rojo, su trineo y sus nueve renos serán el tema central de la conversación… para bien o para mal.
Una Feliz Navidad para todos y para todas… así les guste o no!
Mucho Sarcasmo y Mucho Rock and Roll en compañía de los suyos.
Nos vemos en el 2011.
Mateo Pinzón Cardona.
¡Nos vemos en el 2011!
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